domingo, 31 de enero de 2016

Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore


Por increíble que parezca, sobretodo a mí, la más sorprendida, es la primera vez que veía esta joya en mayúsculas del cine. ¿Cómo es posible que haya estado tantos años sin haberla visto?

Cuando se estrenó, en el año 1988, hace casi treinta años, no tuve la oportunidad de verla en el cine, o quizá en ese momento no me interesaba, tenía la cabeza puesta en otro tipo de cine, con actores superfamosos y películas sobrevaloradas. Y ya después me olvidé de ella, y nunca coincidió que la emitieran en la televisión o una reposición en el cine. Pero por fin llegó el momento, hace un par de días, tenía las expectactivas muy altas y se cumplieron con creces.

Lo único que sabía sobre la película, es que el protagonista principal es un cine en un pueblecito al sur de Italia, y la amistad que surge entre el proyeccionista de las películas del cine, Alfredo, interpretado por el gran Philippe Noiret, y un niño de siete u ocho años, Salvatore 'Totò', quien descubre su amor por el cine.

El escenario de la película se sitúa en un pueblecito del profundo sur de Italia, en plena posguerra, donde la pobreza y miseria son latentes, y la única diversión y distracción que tienen los habitantes del pueblo es el cine, que los hace olvidar por unas horas la mala vida. A pesar de que, antes de que las películas que van llegando se reproduzcan, pasan por la estricta censura del cura del pueblo, también él apasionado del cine.

Totò es un niño que crece sin padre, desaparecido durante la II Guerra Mundial, vive junto con su madre y su hermana pequeña. Totó, siempre que puede, se escapa al cine que se llama Cinema Paradiso, para ayudar a Alfredo o simplemente charlar con él y contarle sus cosas, o que Alfredo le cuente historias y anécdotas. La ausencia de la figura paterna le inclina a ver a Alfredo como una especie de padre,  tío o quizá abuelo, que a veces ejerce como tal y le echa sus broncas cuando son merecidas. 
Y así van pasando los años hasta que Totò se convierte en un joven y guapo adulto, con sus inseguridades acerca del amor y el futuro, y Alfredo sigue con su cine.
Hay un momento en el que Totò sufre un desengaño y no sabe qué hacer exactamente con su vida, y es Alfredo quien le da el empujón necesario para que salga del pueblo y haga su vida.

"La vida no es como la has visto en el cine, la vida es más difícil. Márchate. No quiero oírte más, solo quiero oír hablar de ti." 

Lo que para mí hace especialmente entrañable esta película, no es solamente esta relación tan profunda y generosa, sino las frases que se dicen, los gestos, las miradas. Y ese sentimiento de desarraigo, de añorar el hogar, tu tierra, que hace que se te salten las lágrimas.

La música es preciosa, compuesta por el gran Ennio Morricone, que curiosamente ha vuelto a ganar el Globo de Oro hace unos días por otra peli de Tarantino a punto de estrenarse, The Hateful Eight.
Aconsejo escuchar y no ver las imágenes si no se conoce la película.






3 comentarios:

  1. ¡Qué gozada de película! La he visto ya no sé cuántas veces y siempre me emociono.
    De visión obligatoria.
    Besos

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  2. ¡Hola!

    Esta es mi película favorita y no hace falta decir que es toda una joya. El film de Tornatore demuestra que no hay que hacer grandes producciones para que una película impacte al espectador ya que una historia tan sencilla como esta ha conquistado a varias generaciones. Y por otro lado, ¡su banda sonora es lo más bonito que he escuchado en la vida! Creo que se nota mucho que soy una enamorada de este film jajaja

    ¡Un beso!

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  3. ¡Hola Laura!
    Si, se te nota lo enamorada que estás del film, gracias por entrar y comentar. ¡Un saludo!

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