sábado, 16 de enero de 2016

Para mi querido Alan Rickman

Alan Rickman que estás en los cielos, te has ido demasiado pronto, y nos has dejado a millones por lo ssuelos. Yo personalmente, te voy a echar mucho de menos, aunque tengamos la suerte de que siempre podremos ver una y otra vez tus películas, tus entrevistas, las tomas falsas, y todo ese archivo visual que corre por internet. No puedo más que hacerte mi pequeño homenaje, ha sido una tarde muy triste recordándote y sin acabar de creérmelo.

Ver una película tuya es garantía de calidad, de que algo bueno estamos viendo, no importa el género o el personaje que interpretaras.

Haciendo un repaso cronológico a tus películas, primero de todo veo a Hans Gruber, ese malo tan malo que tenía a Bruce Willis, alias John McClane, estresadísimo buscándote por todo el rascacielos, subiendo y bajando por el tubo del ascensor, y tú manteniendo la sangre fría controlando la situación, apuesto, guapísimo, con tu inmaculado peinado y esa barba tan bien recortada.




Otro personaje tuyo, también malvado e inolvidable, es el de Seriff de Nottingham en Robin Hood, lo mejor de toda la película junto al magnífico Morgan Freeman, pero es que tú te comes la pantalla, un malvado que pierde los estribos por cualquier menucia, y se pone a gritar como un energúmeno, y que a toda costa haciendo el ridículo más espantoso, intenta casarse con Marian, la novia de Robin Hood, que no quiere casarse contigo, qué tonta ella...

También tuviste tiempo de dirigir dos películas, la más reciente, de 2014, A little Chaos, con Kate Winslet, que todavía no he podido ver, pero seguro que no me la voy a perder, y la otra, El invitado de invierno (1997) protagonizada por tu gran amiga, Emma Thompson, a la que también adoro.


Actriz con la que has trabajado en al menos dos ocasiones más en dos de mis películas favoritas, casualmente, las que habré visto tantas veces, Sentido y sensibilidad (1995), donde tú interpretabas al inigualable, coronel Brandon, mi héroe, que a pesar de la adversidad y el rechazo que sufre, no desiste, hasta que al final consigue triunfar, maravilloso.

En la otra ocasión que mejor recuerdo es en esa entrañable película navideña llamada Love Actually (2003), donde tú por una vez, interpretas a un mal marido y demasiado buen jefe, y que no te das cuenta de que estás perdiendo a tu esposa por una pava que no te merece.

Querido Alan Rickman, podría contar más cosas de ti, como que empezaste tu carrera en Broadway, sobre los escenarios, afortunados aquellos que estuvieron de público y te vieron actuar en directo, ah, y como bien recordaba una amiga, eras la voz de Dios en Dogma (1999). No me voy a olvidar de tu otro personaje icónico, con el que las nuevas generaciones te han conocido y te admiran, el ambiguo profesor Severus Snape de la saga de Harry Potter.

Gracias, querido Alan, te voy a echar mucho de menos.








No hay comentarios:

Publicar un comentario