sábado, 8 de febrero de 2020

Si no sabes la letra tararea, de Bianca Marais






Esta es una historia protagonizada por mujeres, la autora ha construido unos caracteres fuertes, sensibles y valientes, ante una sociedad racista.

Y es que la historia comienza en el año 1976, en Sudáfrica, en pleno "Apartheid". Un capítulo muy negro de esa era que transcurre precisamente el 16 de junio de ese año, el llamado "masacre de Soweto" cerca de 15.000 estudiantes sudafricanos se reunieron en el distrito de Soweto en las afueras de Johannesburgo para participar en la marcha contra el Apartheid y el decreto del afrikaans.


Lo que debió ser una manifestación pacífica acabó convirtiéndose en una sangrienta masacre, donde centenares de estudiantes perdieron la vida, pese a que el Gobierno tan sólo informó de poco más de una veintena de víctimas. De acuerdo al informe de las autoridades policiales la acción dejó un saldo de 23 víctimas. En realidad 566 estudiantes resultaron masacrados.
Si no se conoce este episodio antes de comenzar la novela, evidentemente te dejas guiar por la autora, que hace un ejercicio narrativo de muy alto nivel, porque no sabes qué va a pasar ya que la novela empieza tres días antes del fatídico día, concretamente el 13 de junio.

Las dos protagonistas principales son Robin, una niña de 9 años, blanca, que vive en una población llamada Bocksburg, es hija única, y su padre trabaja en las minas de oro, y como casi todas las familias blancas, tienen una criada, Mabel, que es negra. Robin vive totalmente aislada de lo que sucede en su país, ella adora a sus padres y a Mabel, a pesar de ver y sobretodo escuchar los comentarios racistas que dicen en la escuela, sus amigos y sus padres, los asume como verdades, no se puede olvidar que es una niña de nueve años.

La otra protagonista es Beauty, madre de tres hijos, viuda, tiene cincuenta años, negra y vive en un pequeñísimo poblado que se llama Transkei muy alejado de Johannesburgo. Beauty se diferencia de las otras mujeres negras por su educación, ya que consiguió llegar a la universidad ya hacer la carrera de magisterio, antes de que las leyes volvieran a endurecerse, y se prohibiera que los negros pudieran tener estudios universitarios.






Sucederán una serie de acontecimientos durante esos días, trágicos, los capítulos están siempre titulados con el nombre de las protagonistas, y relatados en primera persona por ellas, lo que hace que al lector le resulte más fácil sentir empatía y alegrarse o sufrir con ellas. En algún momento de la lectura, sus caminos se cruzan de una manera que al lector no deja de sorprender. A mí por lo menos me pasó eso, hasta que até cables y me dí cuenta.

La autora también abarca otros temas aparte del racismo, la censura, que era muy dura y la homofobia. Un párrafo que me pareció muy bello:

"Negros, blancos, homosexuales, heterosexuales, cristianos, judíos, anglófonos, afrikáneres, adultos, niños, hombres, mujeres: todos estábamos allí juntos, pero, en cierto modo, aquel ecléctico batiburrillo de etiquetas se veía eclipsado por el único calificativo aplicable a todas las personas allí reunidas: <<amigos>>."


Al final del libro, una vez acabada la novela, hay un glosario para consultar las palabras que de vez en cuando se leen, ya sea en afrikáans, xhosa, yidis o zulú, además del inglés. Cabe recordar que Sudáfrica tiene once idiomas oficiales y también reconoce ocho idiomas no oficiales como «idiomas nacionales». 

Y después de este glosario, la autora hace un breve epílogo del por qué de esta novela, de los motivos y en qué personajes se basó, lo cual la hace más emotiva si cabe. Una primera novela muy recomendable.



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